Tras el verano de los incendios vuelve el espectáculo incandescente de la política. "España no es un Estado fallido, tiene un Gobierno central fallido", decía el presidente del PP est6e domingo, haciendo ver que hemos cambiado de curso pero no de pantalla. O no del todo, porque en casa, Galicia, y en un escenario ya clásico, se repetía el Feijóo de siempre, incorporando a su repertorio, eso sí, el tema del momento: la amenaza climática destapada por el fuego. Con este reproche: "¡Ya está bien que el Gobierno cada vez que surje un problema se ponga de perfil", decía. Y con esta advertencia: no contempla un Pacto de Estado climático como propone Sánchez porque entiende que no es capaz de acordar ni los Presupuestos Generales del Estado. A Sánchez ni agua, sigue siendo la consigna de un PP de perfil duro tambien en la otra gran crisis del momento, la migratoria. Pide de hecho al Gobierno el envío de la policía a las fronteras -"a asegurar la seguridad", detallaba Feijóo- y no contra los presidentes autonómicos que se resisten a un acuerdo para el reparto de menores no acompañados, que es con lo que, dice, ha amenazado el Gobierno. El discurso, está claro, sigue a ese rojo vivo con el que se despidió antes de las vacaciones. Y ¡ojo! que Feijóo dice que se avecina un "cuatrimestre determinante" para el fututo de España. No se si como vaticinio o como amenaza.