La tensión por las manifestaciones propalestinas ha estado presente desde el inicio de la Vuelta Ciclista
El respaldo de Sánchez a los manifestantes ha desatado las críticas desde las filas populares
Desde que La Vuelta pisó la península, en Figueras, contrarreloj por equipos. Las protestas han acompañado a los ciclistas, con los israelíes como foco de las críticas. En Bilbao fue ya el desatarse del todo la movilización contra el genocidio.
Etapas con recorrido cortado o que terminaban antes de tiempo. Daba igual si eran llanas o con puertos de montaña. Hasta la penúltima etapa, donde el liderato estaba en juego y que tuvo que cambiarse el recorrido.
Deporte y geopolítica, de primer nivel, con Benjamín Netanyahu dando todo su apoyo al conjunto de Israel. Y el presidente del Gobierno, haciendo este mismo domingo referencia.
Su posicionamiento que ha tenido respuesta, ya en la salida de la etapa, con la presidenta madrileña saludando a los corredores israelíes. Y, sobre todo, tras el final abrupto de carrera, desde el Partido Popular, que se ha lanzado en tromba en redes sociales, incluido Alberto Núñez Feijóo. Con respuesta desde las filas socialistas.
Y con el alcalde, anfitrión, el popular Martínez Almeida, condenando con firmeza.
No en vano, la imagen de España, para lo malo y para lo bueno, por la respuesta ciudadana, ha quedado señalada, como también la del deporte y la capacidad de organización de nuestro país.