Después de cinco días noqueado, Pedro Sánchez pasa a la acción. Lo de Cerdán, Ábalos y Koldo es, dice, un montaje, un único caso de supuesta corrupción. En el PSOE no ha habido financiación irregular, no existe ninguna grabación que le señale y Koldo no era de su máxima confianza. Pedro Sánchez se arremanga para minimizar el escándalo, reducido hoy a un único error. El presidente como víctima, y a partir de ahí, ataque frontal contra el PP. Primero fuego a discreción tirando de todos los grandes clásicos, luego viene la amenaza de las causas judiciales pendientes y, por último, reta a Feijóo y a Abascal a que le presenten una moción de censura, dispuesto a resistir contra viento y marea. Lo de adelantar elecciones o hacer cambios en el Gobierno ni se lo plantea, pero la tormenta sigue arreciando de puertas para afuera de la sede del PSOE.