Navarra se convierte en el epicentro de la política nacional tras el escándalo que salpica al PSOE y al PSN
Aumentan las presiones sobre la presidenta foral, la socialista María Chivite, por la relación con los implicados en la trama
La visita de la secretaria general del PP a Pamplona no es casualidad. Aprietan en Madrid y aprietan también, la zona cero de la corrupción, dicen, en Navarra. Apuntan a María Chivite, que pronto se unirá a la lista de presidentes navarros socialistas dimitidos, con Gabriel Urralburu y Javier Otano. La actual dirigente está rodeada de sospechas por sus colaboradores más estrechos y por algunas de sus obras. Pero también disparan a sus socios, Geroa Bai, Podemos y Contigo Zurekin. Y, especialmente a EH Bildu, cuyos votos permitieron que asumiera el cargo. El PNV, en la coalición del Gobierno foral con Geroa Bai, hoy celebrando el día de su partido en Navarra, no se da por aludido aquí, pero avisa a Moncloa, que no están "para proteger al Gobierno, sino para proteger la dignidad democrática". Y recado especial, a Sánchez, que tiene que dar explicaciones cuanto antes, que urge que el PSOE delimite los detalles del caso y certifique que no hubo financiación irregular. Con respuestas claras, limpias y, concluyen, sin atajos.