Koldo García ha llegado al despacho de su abogada con boina, zapatillas y mochila llena al hombro. Consciente de que el juez podía decretar su ingreso en prisión, la mochila con sus enseres la ha cargado hasta el Tribunal Supremo. Y a partir de su entrada en la sede judicial el guión se ha repetido. Como hiciera ayer José Luis Ábalos, Koldo se ha acogido a su derecho a no declarar. También ha intentado explicar que no lo hacía porque no le han dejado ver qué había en los dispositivos que le incautaron, y como a Ábalos, el juez le ha cortado y le ha dicho que no necesitaba explicarse. La fiscalía ha mantenido la misma estrategia que con Ábalos y no ha pedido el ingreso en prisión de Koldo. El exasesor se ha marchado como entró, cargado con su mochila y sin justificar lo que dice el último informe de la UCO, el manejo de dinero en metálico de procedencia sin justificar con la ayuda de su mujer, Patricia Uriz. Dinero con el que pagaban gastos de su jefe, José Luis Ábalos.