Se cumplen dos años de las elecciones generales en las que Sánchez revalidó el cargo de presidente
En el paso del ecuador de la legislatura, el Gobierno se ve asediado por los escándalos de corrupción, la falta de presupuestos y por una debilidad parlamentaria nunca vista
Pedro Sánchez se encuentra a mitad de carrera y dispuesto a alcanzar la meta de esta legislatura. Las últimas votaciones en el Congreso le sirven para dar por aprobado el curso político, aunque ayer la medida de mayor calado, la ley antiapagones, se fue a negro por un Partido Popular enfocado en debilitar al Gobierno, pero, sobre todo, por unos socios que empiezan a poner obstáculos, aunque el PSOE intente sortearlos. La cuesta arriba comenzó hace un mes con Santos Cerdán involucrado en la trama de corrupción de Ábalos y Koldo. Desde entonces hay críticos internos que cuestionan el avance y aliados que advierten de que no van a poner las cosas fáciles. Junts aprieta todavía más las tuercas. Su apoyo parlamentario es necesario y no es gratuito. Y Podemos le ha dado la espalda a la coalición. El Gobierno llega al ecuador con retos sociales: la ley Bolaños o la reforma de la jornada laboral por delante, confiando en que no le fallen las fuerzas aliadas.