Cerca de 900.000 extremeños están llamados hoy a las urnas, 27.000 de ellos por primera vez, en las primeras elecciones que se celebran en España tras año y medio desde los últimos comicios y tras los cuales se ha desatado una etapa de enfrentamiento y crispación política. Son, además, las primeras de las cuatro citas autonómicas previstas de aquí al verano, junto a Aragón, Castilla y León y Andalucía. En juego está, en primer lugar, el Gobierno de Extremadura, aunque el resultado tendrá también una lectura en clave nacional. Servirá para medir el grado de debilidad del PSOE y la posible dependencia del Partido Popular de Vox para mantenerse en el poder si no se alcanza la mayoría absoluta. El foco está puesto en una comunidad gobernada en los dos últimos años por la popular María Guardiola, que aspira a revalidar la presidencia, en solitario o previsiblemente con el apoyo de Vox. Enfrente, un PSOE que hace tiempo perdió la hegemonía en lo que fue uno de sus feudos históricos y que concurre además con un candidato imputado. Estos comicios tienen también un componente inédito: son las primeras elecciones autonómicas que celebra Extremadura sin coincidir con otros procesos electorales, lo que mantiene la atención puesta en el dato de participación para comprobar si es más baja que en 2023. A esta hora, la decisión está en manos de los votantes extremeños.