José Luis Ábalos ha llegado al Supremo con la incógnita sobre cuál iba a ser su estrategia. El exministro estaba pensando plantear un pacto a la Fiscalía Anticorrupción a cambio de confesar e incriminar a más presuntos implicados en la trama. Pero tras reunirse ayer con su exasesor, Koldo García, Ábalos habría decidido guardar silencio. Un silencio relativo, porque tras asegurar que no iba a declarar ha añadido que podía aclarar agunas dudas. Finalmente ha sido hora y media de declaración de 'sí pero no' en la que Ábalos ha explicado que él quiere colaborar, pero al mismo tiempo ha dicho no reconocerse en los audios incorporados al informe de la UCO. Ábalos ha llegado a sugerir que estas grabaciones que hizo Koldo pueden estar manipuladas, porque no reconoce su voz en unas o el contenido de otras. No ha querido implicar a nadie llegando a decir que Santos Cerdán no tenía ninguna influencia en las adjudicaciones, pero él tampoco. El exministro ha mantenido la misma versión que defendió en su primera declaración el pasado mes de diciembre. Él nunca ha cobrado mordidas, dice, porque él no decidía las adjudicaciones. Cinco horas después de su entrada en el Supremo, Ábalos salía con las mismas medidas cautelares con las que ha entrado.