La reforma fue encontrando camino despejado a cada paso parlamentario que daba. Antes de ir al pleno del Congreso, sus señorías la sometieron a un examen técnico pormenorizado propio de su labor legislativa. La crítica del PP fue que llegaba tarde. La de Vox, que era una iniciativa del Gobierno Acaba con supuestos de discriminación con ocasión de procesos penales en la UE, discriminación que solo padecían ciudadanos y ciudadanas españolas. Lo expusieron abiertamente sin verbalizar las palabras "rebajar", "penas", "etarras", o "terrorismo" y así se llegó a la votación del Congreso. Todo verde, todo sí. Una última oportunidad de enmienda en el Senado, tampoco se utilizó. Tras conocerse que algunos etarras saldrán beneficiados, ahora sí se enreda el debate político. Mientras el Gobierno recuerda que se aprobó por unanimidad, el PP les acusa de "colársela" mientras Vox pide perdón y asegura que tomará medidas. La reforma llegó en marzo a las Cortes. Desde entonces, se ha tramitado de urgencia y votado en septiembre. Con el plazo de enmiendas agotado, no hay margen para frenarla.

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