La vida semiclandestina de los extranjeros indocumentados en Estados Unidos
En las iglesias, los párrocos les dan cobertura y extreman la seguridad para acudir a misa
La iglesia de San Mateo se ha convertido en su único refugio, un lugar libre de deportaciones. Su cura, el padre Vidal, es de los pocos en quien confían. Unos viven de forma semiclandestina, prácticamente sin salir de casa; a otros les vence el miedo y se han ido del país antes de que les detengan. Han creado un sistema de tutela de menores para que los niños no se queden solos si expulsan a sus padres. Tras el regreso de Donald Trump, dos voluntarios controlan el acceso a las misas, algo a lo que no habían recurrido nunca.