Tropas de la Guardia Nacional de Texas han llegado cerca de Chicago, en el estado de Illinois. Un paso más en el empeño de Donald Trump de militarizar ciudades opositoras demócratas en su intento de controlar las calles. Dice que es para combatir la violencia y la delincuencia y declara que Chicago es zona de guerra. Todo pese a las demandas en contra y a la oposición de las autoridades locales. Trump amenaza con recurrir a la Ley de Insurrección de principios del siglo XIX para asegurar la movilización de soldados y para hacer frente también a las protestas contra su dura política de deportaciones masivas y las redadas contra migrantes. Sobre Portland, donde un juez ha bloqueado temporalmente el despliegue de la Guardia Nacional, Trump argumenta que “está en llamas”. Allí ha viajado su secretaria de Seguridad, Kristi Noem, que ha visitado un centro de detención en plena controversia por el control de las calles.