El Trump más diplomático, totalmente venerado por la corona británica.

El presidente norteamericano está viviendo a cuerpo de rey en su segunda visita de Estado al Reino Unido.

Blindado en el Castillo de Windsor ante las críticas externas. Recibido nada más llegar por los príncipes de Gales.

Un total de 1.300 militares participaron en la mayor bienvenida que se recuerda en una visita de Estado al Reino Unido.

El rey Carlos III le permitió desfilar ante las tropas por delante de él. Un gesto especial, que no tiene con cualquiera.

Después, una breve visita a la monumental capilla de San Jorge, donde está enterrada la reina Isabel II.

Y sonaban las trompetas y para dar inicio al desfile histórico con trajes de la guerra de independencia de Estados Unidos.

Para terminar el día de agasajos, banquete de Estado en el castillo de Windsor.

Una visita de Estado digna de un monarca. De presidente, a Donald I de Estados Unidos.