Se abre el telón y se ve a Macron conversando con alguien antes de salir del avión presidencial cuando una mano con chaqueta roja emerge y le agarra fuertemente por la barbilla. Momento de estupor con un Macron desencajado que se da cuenta de que lo han visto. Sonríe saluda, disimula y se va. Se cierra el telón y tras unos instantes que se hacen eternos la pareja reaperece. Macron le ofrece el brazo a su esposa y Brigitte, con chaqueta roja, hace como que no lo ve, parece ignorarle. Descienden la escalerilla separados, serios, Macron con los puños cerrados, apretados, digiriendo el momento, una digestión que se ha atragantado al Elíseo, porque los Macron son un matrimonio singular, alumno y profesora, una historia de amor contra viento y marea. Y así lo ha defendido el Elíseo que, en un primer momento, niega la veracidad de las imágenes hasta que no les queda otra que reconocer que sí, esta escena que está dando la vuelta al mundo ha sucedido y es real. Le restan importancia, se trata, dicen, de una discusión corriente de pareja en momentos de tensión como lo es una visita oficial. La de la pareja presidencial francesa a Vietnam.