Drones sobrevolando áreas de seguridad europeas, sabotajes, jaqueo de infraestructuras críticas, cazas rusos violando el espacio aéreo. Aunque Putin lo niegue entre bromas, son acciones que forman parte de una estrategia que el Kremlin puso en marcha hace años, pero que se han multiplicado por tres desde que invadió Ucrania en 2022, donde sigue estancado. Todo junto es lo que los expertos llaman guerra híbrida o tácticas de zona gris. Una guerra en la que Putin cuenta con una flota fantasma de entre 600 y 1.000 buques de bandera de conveniencia con los que se salta las restricciones de venta de crudo. También la usa para sabotear conexiones clave submarinas. O como plataforma de lanzamiento de drones contra Europa. Una guerra para la que Europa se prepara a marchas forzadas.