El deshielo de los glaciares de todo el mundo se está acelerando a un ritmo sin precedentes. El hielo que se ha perdido en los últimos cinco años equivale al agua que bebemos los habitantes del planeta en 30 años. Cuando las masas de hielo se derriten, el agua incrementa el caudal de los ríos provocando incluso inundaciones catastróficas, pero según retroceden los glaciares la aportación de agua cada vez es menor. Dos mil millones de personas dependen del agua procedente de los glaciares de montaña para beber, producir energía o cultivar. La pérdida de hielo pondría en riesgo 2 tercios de la agricultura de regadío mundial. En las montañas del Hindu Kush del Himalaya se calcula que para finales de siglo habrán desaparecido el 80% de los glaciares. Éstos abastecen buena parte de los valles de Afganistán, donde el deshielo supone un agravamiento de la crisis humanitaria que padece el país. En los Andes los glaciares ya han perdido más del 40% de su superficie. Más de 20 millones de personas de países como Perú, Bolivia o Chile dependen directamente del agua dulce que producen. Si no se frena el deshielo provocará una crisis hídrica que dejará oleadas de refugiados climáticos en todo el mundo. Y hay que recordar que actualmente más de 2200 millones de personas carecen de acceso a agua potable y se prevé que en 25 años la demanda global de agua aumente entre un 20% y un 30%. Para entonces se estima que un tercio de los glaciares del mundo hayan desaparecido.

-Redacción-