Bajo un cielo azul intenso y entre telas ondeando al viento, cientos de cometas sobrevolaron este fin de semana la base militar de Youngsfield, en Ciudad del Cabo, transformándola en un lienzo de color y esperanza. Más allá del espectáculo visual, el Festival Internacional de Cometas de Ciudad del Cabo quiso lanzar un mensaje claro: la salud mental importa. Organizado por la entidad Cape Mental Health, el evento —que celebra su 31ª edición— utiliza la alegría universal de volar cometas para poner en valor la valentía de quienes conviven con trastornos mentales. Entre los diseños se vieron desde cerdos voladores hasta enormes pandas y peces koi, elaborados por aficionados de todo el mundo. “La sensación de ver tu propia creación volar por primera vez es increíble”, contaba la sudafricana Mari Ware-Lane, mientras mostraba su cometa artesanal con orgullo. La portavoz de la organización, Barbara Meyer, recordó que el lema de este año, “El valor de volar”, simboliza la fuerza necesaria para convivir con un diagnóstico mental. Los fondos recaudados se destinan a programas gratuitos que benefician a unas 70.000 personas en la ciudad, ofreciendo atención psicológica, educación y rehabilitación. Desde Alemania, el participante Markus Flender explicaba la conexión entre este pasatiempo y el bienestar emocional: “Cuando estoy estresado, salgo a volar cometas y dejo que el estrés se vaya con el viento”. En el mes mundial de la concienciación sobre la salud mental, los expertos advierten en Sudáfrica del impacto de la violencia y el trauma en la ansiedad y la depresión. “Vivimos un año de catástrofes globales que afectan profundamente a nuestra salud mental”, subrayó Meyer.