Hoy han terminado las tareas de demolición del ala este de la Casa Blanca, parte de la residencia oficial del presidente de Estados Unidos.

En su lugar, Trump pretende construir un gran salón de baile. Con capacidad para casi mil personas, tendrá algo más de 8.300 metros cuadrados, mayor que la mansión ejecutiva.

El presupuesto, tal y como ha confirmado su portavoz, se ha disparado en los últimos días hasta alcanzar los 300 millones de dólares.

Todo saldrá de su bolsillo y del de conocidos donantes privados, eso es lo que asegura el presidente. Y su equipo, lo defiende.

Otros, sin embargo, ven más de un siglo de historia reducido a escombros. Según los expertos, con esta iniciativa Trump ha sobrepasado todos los límites.

Desde su construcción en 1902, solo Truman la había tocado para añadirle la segunda planta. Ahora, totalmente destruida, ya es historia de Washington.