Con la llegada de Netanyahu a la Asamblea General de la ONU se producía la salida de varias delegaciones. Una protesta que los propios israelíes enmascaraban con aplausos. Media hora de intervención y ni una sola palabra sobre el alto el fuego. Un desafiante Netanyahu ha arremetido duramente contra Irán, el patrocinador, ha dicho, del terrorismo en Oriente Próximo, lo que ha ilustrado con dos mapas que muestran el eje del bien y del mal en la región. A su gran enemigo le ha mandado un mensaje muy claro: si nos atacan, les atacaremos. También ha prometido derrotar a Hamás y a Hezbolá y eliminar la amenaza que representan para los israelíes “esos asesinos salvajes”. "Israel busca la paz, anhela la paz, pero estamos luchado por la supervivencia", ha señalado ante la Asamblea General, con ausencias muy destacadas como las delegaciones de Irán o Palestina. Netanyahu ha enfatizado que están ganando la guerra y que acabarán ganando porque no tienen otra opción. Así concluía su esperado discurso, solo aplaudido por la delegación israelí. Después, desde la habitación de su hotel en Nueva York, ordenaba el ataque contra el líder de Hezbolá.

-Redacción-