Figueruelas, un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza con apenas 1.250 habitantes, se prepara para una transformación sin precedentes con la llegada de unos 2.200 trabajadores chinos que participarán en la construcción y puesta en marcha de la gigafactoría de baterías Stellantis-CATL, la mayor y más competitiva de Europa. Esta planta, que supondrá una inversión superior a los 4.000 millones de euros, comenzará a producir baterías en menos de dos años, pero la llegada de los nuevos vecinos será escalonada y se iniciará antes de que la fábrica entre en funcionamiento. El desembarco de los trabajadores chinos ha generado gran expectación entre los habitantes de Figueruelas, que ven cómo su población podría duplicarse en poco tiempo. El principal reto será la vivienda, ya que la oferta es mínima en la comarca. La embajada china ya ha contactado con inmobiliarias locales para buscar soluciones, y la empresa asiática responsable prevé comprar y reformar viviendas antiguas o instalar módulos prefabricados en una primera fase. La integración de los nuevos residentes también supondrá cambios en la vida cotidiana del pueblo. Los bares y supermercados ya se plantean adaptar sus menús y productos para satisfacer las necesidades de una comunidad con hábitos culturales y gastronómicos muy diferentes. Los vecinos, entre la sorpresa y la curiosidad, reconocen que tendrán que acostumbrarse a nuevos platos y costumbres, como “hacer mucho arroz y ensaladas chinas”. La llegada masiva de trabajadores chinos a Figueruelas representa un desafío logístico y social, pero también una oportunidad para el desarrollo económico y la diversificación cultural de este municipio aragonés

DESCRIPCIÓN DE IMÁGENES

1.- CALLES DE FIGUERELAS

2.- TOTALES AGENTE INMOBILIARIA

3.- RECURSOS DE LA ENTREVISTADA

4.- TOTALES FRUTERO

5.- TOTALES CAMARERA