Las redes sociales convierten lugares paradisiacos en auténticos hormigueros
Un ejemplo es la pequeña cala mallorquina d’es Moro, donde caben unas 100 personas pero la visitan hasta 4.000
La Inteligencia Artificial lo tiene claro: Caló d’es Moro es la playa más bonita de Mallorca. Aguas cristalinas y arena blanca, pero la realidad es otra. Después de una caminata de 40 minutos los turistas llegan a una cala abarrotada. Colas para bajar y colas para subir, tanta es la aglomeración que se forman atascos. Son poco más de 20 metros de longitud y 4.000 visitantes diarios, lo que hace prácticamente imposible encontrar un sitio para colocar la toalla. Las redes sociales y los algoritmos la han convertido en viral, pero el exceso de éxito amenaza con arrasar su propia belleza.