La ansiada lluvia, esperada durante meses, castiga con fuerza al campo murciano, dos mil quinientas hectáreas afectadas y más de 11.000 toneladas de fruta perdida. En Jumilla la cosecha de nectarinas acababa de empezar, pero ahora separan la escasa fruta válida de la afectada por la piedra. En esta finca han perdido el 70 por ciento de la cosecha. Las marcas en los paraguayos en Cieza, son sinónimo de ruina. Esperaban una producción sobresaliente y en unas horas un millón de kilos de fruta a la basura, el 100 por cien de la cosecha. Más al norte, en Alicante, mirar al cielo, supone alivio. Los 20 litros por metro cuadrado sin granizo, caídos en localidades como Benxi, han sentado de maravilla al crecimiento de las naranjas. Los pantanos de la comarca están bajo mínimos, el riego por goteo no es suficiente. Y esta lluvia, lo cambia todo. Aunque para ellos, todavía falta más agua en sus frutales.

-Redacción-