La falta de mano de obra en fin de semana obliga a cambiar de ritmo a muchos negocios
Empresas familiares y hostelería se resienten ante la falta de trabajadores disponibles los sábados y domingos
Una de las panaderías más célebres en Villímar, Burgos, lleva más de 70 años encendiendo el horno cada madrugada. Pero ahora, por primera vez en su historia, los domingos amanecen sin olor a pan. Necesitan mano de obra, pero aseguran que la mano de obra hoy en día se cansa rápido. Una decisión muy difícil para esta familia que ha hecho de los madrugones una forma de vida. Una tradición que ha traspasado varias generaciones y que ahora debe adaptarse. Pero ellas no son las únicas con este problema. También lo viven otros negocios, como la hostelería. Señalan que cogen muchas menos reservas de las que caben, porque no encuentran gente para trabajar. En Villímar, el horno se apaga los domingos, pero no la pasión por el oficio. Porque hay tradiciones que merecen seguir vivas, aunque sea a un ritmo distinto.