Con la deuda disparada, el Estado de bienestar en Francia se tambalea. Menos fiestas y más trabajo, propone el primer ministro. De los 11 festivos nacionales quiere eliminar dos. Su propuesta, el Lunes de Pascua y el 8 de mayo, en el que se conmemora el fin de la Segunda Guerra Mundial. La economía crece muy lentamente y el Gobierno francés quiere aumentar la producción. Pero los expertos creen que disfrutar de menos festivos puede ser contraproducente para el sector turístico, lo que puede acabar aumentando el déficit. Lo más preocupante es que el déficit sigue acentuándose pese a que la economía crece. Nada que ver con la economía española. Ahora se espera la reacción de la rebelde sociedad francesa, sorprendida con los recortes en plenas vacaciones estivales.