Uno a uno y con un mimo infinito los billetes se van separando con las pinzas bisturí y depositando sobre la mesa. Es una pequeña fortuna y lo que aún queda por analizar el resto de la caja: centenares de billetes de 50 euros calcinados. Pero a pesar de las altísimas temperaturas que han padecido, todavía hay solución aunque antes hay que someterlos a un análisis minucioso. En esta otra caja la fortuna se incrementa. A simple vista solo un amasijo de papel quemado y una desgracia para su dueño. Pero para los ojos de los especialistas para cobrar todo este dineral cada uno de los billetes aportados ha de superar el 50 por ciento de su tamaño. Una vez concluido el análisis forense, en el Banco de España hacen números y ordenan la transferencia a la cuenta del propietario el dinero. Además es un servicio gratuito.