En la localidad de Aznalcóllar (Sevilla), con el mayor paro de la provincia, cuentan los días para reabrir las puertas de su futuro. Para, como asegura su alcalde, que vuelva a latir el corazón del pueblo. Vecinos como Ángel, 40 años en la mina, llevan demasiado tiempo esperando su reapertura. O como Julián y Francisco, hermanos, exmineros, contentos de que vuelva el trabajo. Aunque en el pueblo no olvidan una imagen de hace 27 años: uno de los mayores desastres medioambientales en España. Cedió una balsa de residuos y se vertieron más de 7 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos y aguas ácidas. Y aunque el proyecto se publicita como una mina del siglo XXI, limpia y sostenible, los ecologistas siguen viendo el peligro planeando la zona. Admiten que es “irresponsable y temerario” resucitar una mina de la que se extraerán zinc, cobre y plomo.