Desde hoy, los 30.000 pollos de Javier tienen que permanecer encerrados. Sobre todo porque un solo contagio puede hacerle perder todo al tener que sacrificar todos sus animales. Todas las granjas de España se confinan. No se salvan ni las explotaciones ecológicas ni las de autoabastecimiento. También los depósitos de agua tienen que estar protegidos de un virus, que se mueve muy bien también con el frío. Todo para intentar esquivar esos brotes que traen las aves migratorias desde el norte de Europa. "Ha aumentado el número de focos en Francia, Alemania, Bélgica... y tenemos que evitar que en el retorno de esas aves se traslade la gripe aviar a más explotaciones en España", ha explicado el ministro de Agricultura, Luis Planas. Pese al sacrificio de más de 2 millones de aves esperan que no se contagien los precios. Lo que es inevitable es el estrés que sufren las 3.000 gallinas ponedoras de Manuel. Deseando salir cuanto antes.