En su preparación para ser buzos profesionales, los alumnos de primer curso empiezan sus prácticas, haciendo inmersión con el casco, imprescindible en el buceo profesional. Las salidas son múltiples, desde la acuicultura al arreglo de pantanos o la reparación de barcos en el mar. En definitiva, cualquier actividad que requiera una inmersión. Solo 15 alumnos por promoción acceden a este grado tras pasar unas pruebas físicas de apnea y natación y una entrevista profesional. Son tan pocos, que el trabajo está asegurado. Además de conseguir trabajo, está bien pagado, sobre todo en el extranjero. Solo hay 5 escuelas en España, y la demanda es alta. Este año en este centro ha habido 200 solicitudes.

-Redacción-