Un dispositivo de casi 2.000 policías escoltó en la tarde de ayer a los 900 ultras del Olympique de Marsella hasta el Santiago Bernabéu. Los agentes tuvieron que emplearse a fondo para controlar a uno de los grupos radicales más violentos del fútbol europeo. En algunos momentos, incluso, se vieron obligados a cargar contra algunos de los más violentos que, durante todo el día, habían protagonizado diversos incidentes en la ciudad.