El Deportivo Alavés resistió con uñas y dientes el empuje final del Espanyol en un partido lleno de ritmo, ocasiones y errores que pudieron cambiar la historia en Mendizorrotza. Denis Suárez y Lucas Boyé adelantaron a los babazorros, pero Roberto recortó distancias con un golazo que encendió a los pericos. El conjunto de Coudet salió decidido a imponer su ritmo. Apenas habían transcurrido cinco minutos cuando Denis Suárez culminó una jugada quirúrgica iniciada por Boyé. El tanto espoleó a los locales, que se adueñaron del balón y del marcador. Lucas Boyé firmó el 2-0 antes del descanso tras un error de Rubén Sánchez, sorprendiendo a Dmitrovic con un remate ajustado al palo corto. El Espanyol, sin embargo, no se rindió. Estrelló dos balones en el palo, uno de Cabrera y otro en un despeje de Otto, y encontró en Milla y Lozano la llave para abrir espacios. Sivera sostuvo al Alavés con una parada felina a Pere Milla y otra a Expósito que evitó el empate momentáneo. El segundo tiempo fue otro partido. Manolo González movió el banquillo, dio entrada a Roberto y Dolan, y el equipo cambió por completo. En el 56’, un centro de Romero encontró la cabeza de Roberto Fernández, que remató en plancha para el 2-1. Desde ese momento, el Espanyol jugó volcado sobre el área vitoriana: Cabrera, Expósito y Lozano probaron suerte sin fortuna. El Alavés se defendía como podía y trataba de salir al contragolpe. En el 75’, Carlos Vicente, recién ingresado, tuvo la sentencia: solo ante Dmitrovic, el balón se le escurrió entre las piernas cuando toda la grada cantaba el 3-1. Fue el resumen perfecto de un partido de emociones y errores que deja al Alavés en mitad de tabla y al Espanyol con la sensación de haber merecido más.