¿Podría ocurrir lo mismo que en el Louvre en alguno de los grandes museos de España?
Nos hemos acercado al Museo del Prado para conocer sus sistemas de seguridad
En los museos se aplica la llamada seguridad multicapa. Comienza en la cola. El primer paso es el escáner y el arco de seguridad, aunque no se realiza un cacheo exhaustivo a los visitantes. El objetivo es conseguir la máxima seguridad sin que los visitantes sientan que están entrando en una fortaleza. Cuando empieza la visita cada pocos metros están los vigilantes de sala. El factor humano es fundamental para controlar el acceso a las obras. Las piezas más valiosas están protegidas en vitrinas con vidrios antirreflejantes y anclajes especiales. Cordones impiden acercarse a las más grandes. La última capa de seguridad son los sensores de movimiento volumétricos. Al cerrar las salas, cualquier intromisión hace saltar las alarmas. Además de en todas las zonas visitables, en almacenes y muelles de carga las cámaras perimetrales registran imágenes de cada rincón. Sistemas de seguridad, casi infalibles.