En una época dominada por lo digital y las nuevas tecnologías, lo antiguo vuelve a cobrar vida y ponerse de moda en muchos ámbitos. Es el caso de la fotografía, que trae de vuelta las cámaras analógicas. Hartos de que el recuerdo se quede en la nube, ha vuelto a popularizarse lo tangible. Inmortalizar el momento sin tener mil copias en el móvil, y tener una en físico. La magia ha vuelto al proceso artístico de fotografiar momentos. Se frenan los automatismos para tener una única oportunidad de plasmar momentos de vacaciones, en la calle, con los amigos, o el mejor momento del verano.