A la patrona de Anguiano se le honra danzando; bajando sobre zancos al ritmo de las castañuelas, ataviados con sus singulares y coloridos trajes, pensados casi al milímetro. Ocho jóvenes comandados por el llamado Cachiberrio, arropados por riojanos y forasteros, porque estas danzas ancestrales atraen todas las miradas. Desde Rumanía, Argentina o Londres, todos quieren ver con sus propios ojos esta tradición, que además este año es aún más única y emocionante tras la pandemia. Por eso la adrenalina es máxima y el secreto son las ganas porque perdure la tradición.

-Redacción-