Ávila se ha transformado en el epicentro del circo con la celebración del Festival Internacional del Circo de Castilla y León, que ha reunido a más de 40.000 espectadores y ha ofrecido 200 actuaciones en distintos puntos de la ciudad. Las calles se llenaron de magia e imaginación, convirtiéndose en un escenario donde todo parecía posible. El festival no sólo muestra la espectacularidad clásica del circo, sino que también ha dado espacio a disciplinas artísticas menos conocidas que forman parte de su esencia. “Es una oportunidad de acercar el circo, tanto para los artistas como para nosotros”, explica uno de los asistentes. Entre los inventos más llamativos destaca el titiriscopio, una propuesta creativa que ha sorprendido a grandes y pequeños. “Te enseña ahí lo que es una cámara con la lente, está muy chulo”, afirma entusiasmada una niña. También ha habido espacio para atracciones como el carrusel marítimo, que ha devuelto a muchos a su infancia. El objetivo del festival es claro: alegrar el corazón y transformar la ilusión de miles de personas en un potente motor cultural.