En el barrio de Canido, las meninas están ya totalmente instaladas. Empezó siendo un llamamiento de regeneración urbana, pero años después se ha convertido en un auténtico fenómeno artístico. Reúne a artistas de todas partes. Para versionar con sus pinceladas más personales a las figuras más icónicas de Velázquez. Los muros se convierten en lienzos y las brochas devuelven la luz y el color a un barrio que estaba en decadencia. Todo bajo la atenta mirada de cientos de curiosos que se pierden entre las calles del barrio reconvertidas en una pinacoteca al aire libre