Aficionados a la carpintería de ribera resucitan barcos con más de medio siglo de historia
Se reúnen cada semana para crear y restaurar embarcaciones que mantiene viva la tradición marítima
Se llama Kate y es mucho más que un bote de madera. Es el corazón que todavía late en el taller de unos soñadores que resisten a que el mar pierda su memoria. Un grupo de aficionados a la carpintería de ribera se reúne en Barcelona cada semana para crear y restaurar embarcaciones. Para reparar a Guilova tuvieron que replicar todas las piezas estropeadas para que volvieran a encajar. Consiguen dar una nueva vida a embarcaciones con más de medio siglo de historia, a la vez que construyen las suyas propias. Lo hacen por afición, pero es un oficio en peligro de extinción. Aunque, por suerte, gracias a proyectos como este, la tradición marítima se mantiene a flote.