Es ahora en verano, como cada año, cuando muchos de nuestros campos se tiñen de amarillo porque llega la época del girasol. Un cultivo que por sus sostenibilidad y rentabilidad crece año tras año. Especialmente en zonas como Castilla y Leon.

Era el patito feo del campo pero año tras año el girasol se ha convertido en cisne. La belleza de sus flores no está reñida con su resistencia. Es una de las principales razones por las que en España se siembran actualmente más de 700.000 hectáreas de girasoles. Es beneficioso para los futuros cultivos. Y en los últimos años ha contado con ayudantes, como las abejas, que ayudan a que el girasol polinice mejor. Este año será bueno porque las lluvias de principio de primavera y del invierno, el cultivo que se sembró pronto puede dar producciones altas.

Esperan con optimismo las futuras pipas pero ahora toca disfrutar de un paisaje irrepetible hasta el próximo verano.

-Redacción-