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Johannes, uno de los afganos absuelto del delito de violación, se emociona. Lágrimas de satisfacción, de alivio. “I can`t believe”, no puedo creerlo, nos dice. Comparecen los tres, Johannes, Mohammad y Sayed, junto a su abogado defensor Melecio Castaño. Lo hacen visiblemente afectados. Ninguno de los tres puede creer que el infierno judicial que empezó en la nochevieja de 2019 en el pub Badulake de Murcia, donde conocieron a tres chicas estadounidenses de 18, 20 y 24 años, que siguió en otros dos pisos del centro de la ciudad, donde practicaron relaciones sexuales con ellas, y que acabó con una amistosa despedida en la estación de autobuses. Fueron captadas por las cámaras de la misma. En ellas se les ve vestidos todavía con ropa de Nochevieja despidiéndose efusivamente, abrazándose. Ellos a descansar a casa después de la intensa noche. Ellas al juzgado a presentar una denuncia por violación. Ahora para ellos todo ha terminado. "El caso ha terminado. Yo no puedo creerme que haya terminado, porque no sé cómo explicar que todas las noches no he podido dormir y cómo me siento de mal”, ha dicho Johannes. “Yo vine por vacaciones aquí, a pasarlo bien, pero ahora lo he perdido todo. Si no hubiese sido por la ayuda de la iglesia, no habríamos tenido dónde dormir, qué comer, habríamos acabado debajo de un puente”, recuerda . El auto es demoledor. Reza que “si los relatos son inverosímiles cuando narran los primeros episodios en el pub, no hay razón para darles credibilidad en los siguientes, mucho más graves, máxime cuando la lógica y la información objetiva que aportan las grabaciones de las cámaras y vídeos no solo no los avalan, sino que incluso los contradicen.” Además es tajante en torno a la violación, “contrariamente a lo que ellas afirmaron, las relaciones iniciales fueron consentidas. De haber sucedido como plantea el autoapelado, no se comprende por qué ellas no lo declararon así. No caben imputaciones con sustento en medias verdades sin causa razonable que lo justifique, que aquí ni siquiera se ofrece". Otro de ellos, Mohammed no da crédito con lo sucedido, está en shok y en tratamiento psicológico. Afirma que “las tratamos genial, fuimos amables con ellas, no entiendo por qué hicieron esto”. Ahora no saben si se querellarán contra las chicas, el abogado no lo tiene claro. Les toca empezar una nueva vida.

-Redacción-