Entre los muros de prisión de máxima seguridad de Korydallos en Atenas… se escuchan los versos de la tragedia griega Antígona. Bajo la luz del foco que ilumina el patio los reclusos dan vida a los personajes de la obra de Sófocles. Konstantinos es uno de ellos. Interpreta al rey Creonte, el tío de Antígona. Una manera de sobrellevar su estancia en prisión. Dice que “le sienta bien”. "Te escapas, sales del pabellón de la cárcel y hablas de otras cosas, ves otra escena, piensas de otra manera y te olvidas de que estás en la cárcel" explica él. Dimitri es otro de los reclusos que participan en el taller de teatro. Sentado en una silla practica una y otra vez los diálogos. Nunca había sido capaz de ponerse delante del público y actuar… hasta ahora. “En casi todos los ensayos, era como una dosis de libertad, poder salir del pabellón, fuera del jaleo que se crea allí dentro, y sentir un poco de libertad" cuenta Dimitris. Una actividad supervisada por los directores del taller, que también son psicólogos. “Se marcan un objetivo y lo cumplen, en un momento de su vida que es realmente difícil y frustrante" dice Aikaterini Papageorgiou, directora del taller. Una pequeña dosis de libertad entre las celdas que disfrutan mucho más… con los aplausos del público.