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A punto de comenzar el cónclave salen a la luz unos polémicos comentarios del cardenal Michael Czerny a un medio estadounidense. "Algunos cardenales africanos, decía el canadiense, me hacen temblar". Es el caso de purpurados como el congoleño, Fridolin Ambongo uno de los más conservadores. Para Czerny, "un papa africano como ese serviría de caballo de Troya para impulsar la agenda de los más radicales". Uno de los líderes de esa facción ultraconservadora estaría en el grupo de los norteamericanos que ayer veíamos salir hacia la Casa Marta entre aplausos. Es el cardenal estadounidense Raymond Burke, un simpatizante de Trump que chocaba ideológicamente con Francisco y al que veíamos posar con otros cardenales estadounidenses y canadienses. La pugna interna entre los purpurados no habría hecho más que empezar. Aunque entre los 'superfavoritos' están dos hombre muy cercanos al papa Francisco: el italiano Petro Parolin y el filipino Luis Antonio Tagle. Entre ellos podría estar el juego. Y en su capacidad de negociación, la llave para desbloquear la luz verde al nuevo pontífice. Difícilmente lo sabremos. El cardenal camarlengo ya se habría encargado a esta hora de que no haya un solo micrófono en el interior la Capilla Sixtina.

-Redacción-