Frente a todas las dudas sobre como acabará, tal como prometió con una guerra, la de Ucrania, hay una certeza: Donal Trump desencadenará otra. Se trata de la guerra comercial, con una subida de aranceles que, como apunta Antonio Martín, decano de la ESIC University, traerá consecuencias para España: “Nuestras empresas venderán menos, bajarán sus beneficios y eso es un problema para el estado, porque se resentirá la recaudación”. Cristina Crespo, del Instituto Franklin, apunta en el mismo sentido, recordando que ya Trump en su primera etapa en la Casa Blanca subió aranceles a productos españoles como la aceituna. Unas 28.000 empresas españolas exportan a Estados Unidos, nuestro sexto cliente. Y ahora sectores como el aceite, el de automoción o renovables, en este último caso por la apuesta de Trump por la carbonización, contienen la respiración. Otro asunto es la euforia en partidos europeos populistas en sintonía con Trump, entre ellos VOX. Paloma Román, catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, recuerda que “es un espaldarazo para ellos y que además van a intentar rentabilizarlo en las urnas”. El “American First” también pasará factura a la OTAN, a la que Trump volverá a pedir que se rasque el bolsillo. José María Peredo, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea, cree que, aunque no peligra la alianza, el esfuerzo económico europeo va a tener que aumentar. Así que, como apunta Antonio Martín, si España debe aumentar su gasto militar, o “sube la deuda o se resentirán los servicios”. Además, no parece que los socios de gobierno de Sánchez estén por incrementar el gasto militar.

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