El término puede parecer confuso, pero al entrar en cualquier supermercado la reduflación se nota en casi todos los pasillos. Hay marcas que ofrecen menos producto por el mismo precio. Por ejemplo, desaparece una magdalena del envase, menos coladas por bote de detergente o menos cereales a la hora de hacer la papilla. Y para evitar el engaño, el Gobierno pretende obligar a las empresas a advertir de que reducen las cantidades por envase. La reduflación no es ilegal, pero falta información. La propuesta sería colocar carteles que adviertan del antes y después. Francia o Alemania adecuaron su legislación para informar de la reduflación y en Estados Unidos su presidente se quejó de forma explícita ante las marcas. Las redes sociales sirven también de vehículo para denunciar, pero las asociaciones de consumidores se quejan de que la propuesta no incluye sanciones contundentes para las marcas que no avisen.

-Redacción-