Sobredosis de luces navideñas
Es el caso de Quijano, en el municipio de Piélagos, una pequeña localidad cántabra de apenas 300 vecinos implicados en que su pueblo brille más que el resto

Hace tres años Ana y sus vecinas, amigas y residentes en Quijano de Piélagos, empezaron a entretenerse con los adornos navideños y acabaron en una carrera desorbitada por convertir el pueblo en un sueño capaz de alterar los ritmos circadianos de cualquiera. Una oda al exceso sin freno que se repite en Premiá de Mar, sólo que aquí el artífice es solo uno y se llama Paco. No contento con reventar de brillos su casa, decora las de sus vecinos, quieran o no. En la calle de Paco las luces no se cuentan por miles, se cuentan por furgonetas. Si les tienta imitarles, dense prisa, porque para esto hay que pedir permisos al ayuntamiento.
-Redacción-