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Treinta proyectos de hotel en Barcelona que esperaban los permisos del Ayuntamiento quedan, al menos por un año, en el aire. Algunos llamados a dar un uso cinco estrellas a edificios emblemáticos de la de la ciudad. El caso más significativo: la Torre Agbar, adquirida por la cadena hotelera Hyatt a finales de 2013. Una operación de 150 millones y una inversión pendiente de 35 para convertir el edificio de Jean Nouvel en 415 habitaciones de lujo. En la esquina de la Diagonal con el Paseo de Gracia, congelado el hotel que tenía que albergar la torre Deutsche Bank. Con una inversión de 150 millones Four Seasons tenía pensado crear 160 nuevas habitaciones. En la Plaza Cataluña, se levanta la antigua sede de Banesto. Pontegadea, la inmobiliaria de Amancio Ortega, adquirió el edificio por 44 millones de euros. Estaban previstas 100 habitaciones. En el antiguo cine Novedades, en la calle Casp, estaba proyectado un hotel de 173 habitaciones gestionado por el grupo Melià. Meridia Capital quería derribar la antigua sede de Henkel, en la calle Corcega, y construir de nuevo un hotel. Un frenazo en seco a proyectos para un sector que supone el 14% de la riqueza de la ciudad y da empleo a 120.000 barceloneses. Quien salva sus intenciones, casi en el último minuto, es Nuñez y Navarro, que ya cuenta con licencia para levantar un hotel en un solar de la calle Rec Comtal.

-Redacción-