Casi tres millones y medio de personas sufren hacinamiento en España
Es un nuevo chabolismo vertical, fruto del alquiler por habitaciones y de la especulación inmobiliaria

Hablamos con Beatriz y Elena, que comparten una habitación en un barrio a las afueras de Madrid por 510 euros. No tienen contrato, ni “derecho” a empadronarse en esa vivienda. Es el ejemplo de una manera de vivir que se ha extendido. De hecho, el 87% de los jóvenes que se han emancipado comparten piso. Pero Beatriz y Elena nos conducen por un mercado que conocen bien, por su periplo para buscar donde vivir, y desvelan fraudes, negocio en negro. Un malvivir que les lleva a sentir una “vida en pausa”. Una situación que puede y debe cambiarse. El antropólogo Jaime Palomera, autor de “El secuestro de la vivienda”, pone el foco en cómo el alquiler de temporada sirve de “trampa” para hacer contratos de corta duración y seguir subiendo el precio e incluso trocear las viviendas en habitaciones, alquilarlas por separado, y duplicar los ingresos por el mismo piso. La abogada del Colegio de Administradores de Fincas de Madrid, Patricia Briones, insiste en que es necesario regular este tipo de arrendamiento que, al final, genera los mismos problemas a las comunidades de propietarios y sirven de pasarela a alquileres turísticos sin legalizar. Beatriz y Elena ponen también en valor el trabajo del Sindicato de Inquilinas, que les ha ayudado a conocer sus derechos y, sobre todo, a no sentirse culpables por la situación que están viviendo, a compartir la lucha por una vivienda digna.
-Redacción-