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Con el paso del tiempo cambia la manera de retratar a la Corte española, del pincel de Goya a la cámara de fotos de Annie Leibovitz. Cientos de disparos que han dado como resultado este díptico de gran tamaño del rey Felipe VI y de la reina Letizia. Cuando se trata de la mejor fotógrafa viva, hay que estar pendiente de los detalles. Si nos fijamos en el retrato de Letizia, no lleva ningún atributo que la distinga como Reina consorte. Aparece con un vestido de gala negro de Balenciaga y una capa fucsia, alejada del protocolo que exigen las fotos oficiales donde Letizia sí porta la corona, con el pelo recogido y lleva la banda de la Orden de Carlos III. El lugar elegido el Salón Gasparini del Palacio Real, de estilo rococó, con la luz en la parte de la reina y más oscuridad en la zona del rey, que sí presenta un retrato más clásico: posa con el uniforme de gala de capitán general del Ejército de Tierra. En un encuadre en el que la cámara parece inclinarse ligeramente, retratos encargados por el Banco de España, que han gustado a los reyes. El coste: 137 mil euros, para una fotógrafa multipremiada, que desde hoy incluye a los reyes en su famosísimo álbum. Lleno de celebrities y fotos para la historia.

-Redacción-